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Mg. Guillermo Alfonso Acevedo Vargas
Rector
Pamplona, vieja ciudad señorial apacible y tranquila, de historia y de leyenda, con su paisaje agreste, sus tejados cubiertos de grandes nubarrones grises y permanente llovizna generosa y querendona ciudad mitrada orgullosamente denominada “ Ciudad del Saber” que anida en su seno desde los albores del siglo XIX (1816) hasta la aurora de 2006, hoy la Institución Educativa Colegio provincial San José, ha formado a través de sus 190 años una red infinita de Honor, Ciencia y Virtud, enarbolando la bandera de la paz; red que se proyecta más allá de lo inconmensurable del tiempo y el espíritu, formando una gran red humana que hace del Colegio Provincial San José el devenir de la tradición en donde está la gloria y se construye la historia.
En ella aparece como protagonista toda la Comunidad Educativa sembrando valores, ciencia y tecnología , recolectando cosechas de excelente calidad en la mayoría de las veces; pero en honor a la verdad , otras no fueron las mejores, pues fuertes tempestades la han sacudido con inclemencia.
Durante estos 190 años la Institución Colegio Provincial de Pamplona, ha consolidado un perfil educativo de alta calidad, formando un ser humano eficiente, racional, crítico, sensible, competente, comunicativo, con visión futurista y empresarial, capaz de aprovechar una crisis para generar oportunidades de éxito, además ha consolidado una filosofía de arduo trabajo y dedicación, gracias al empuje, coraje y tesón de un numeroso grupo de personas que han sobresalido por su capacidad, entrega y profesionalismo para descubrir, infundir y realizar los valores cristianos en la entraña misma del quehacer pedagógico, identificándonos con el lema HONOR, CIENCIA Y VIRTUD, proyectando al estudiante a llevar en su corazón como escudo la rectitud, lealtad, responsabilidad, competitividad, pilares de personas de bien.
Son tantos los profesionales que han asumido el compromiso de formar y educar integralmente a la juventud, que si los enumerara caería en la injusticia de no poder mencionarlos a todos, pero hago un merecido reconocimiento a los hermanos cristianos quienes durante muchos años dirigieron con inmenso amor los destinos del colegio con excelentes resultados y nos legaron muchos de sus principios Lasallistas.
Esos 190 años han sido un tiempo cargado de vivencias, sensaciones, sueños, ilusiones, esperanzas, frustraciones, fracasos, alegrías, tristezas y éxitos; de grandes valores y virtudes personales y colectivas, de energía positiva y de grandes retos.
Un tiempo en que se han trazado fundamentos que coronan la calidad y la excelencia.
Nos enfrentamos a la sociedad actual con nuevos paradigmas, buscando un alto grado de rendimiento en todos los campos del saber, enfocados con fines productivos mediante proyectos laborales que responden a los desafíos y cambios de un mundo globalizado altamente competitivo: por este motivo nuestros procesos están centrados en la autogestión del aprendizaje, aprender a ser a saber y hacer.
En el futuro próximo tendremos una institución de excelencia en todos los aspectos, generando ayuda al desarrollo cultural, social y económico de la ciudad.
Esta institución es pensamiento, reflexión, espacio de convivencia, templo del saber, forjadora de mentes claras, y fuente del conocimiento, que se ha nutrido de la savia de los valores, del buen ejemplo de sus exalumnos, así como de sus experiencias y vivencias, de situaciones que evocan recuerdos y ayudan a vivir el presente.
Muchos temas que se recogen en esta publicación, son un homenaje a todos cuantos han transitado y liderado la institución en el camino de su historia, dejando huellas imborrables desde el ser, el saber y hacer, en ella se describe el origen de la institución, la construcción de su identidad y la consolidación de su calidad. La esencia que impone llamarse “Provincial San José” y tener como santo patrono a San José ejemplo indudable de sencillez y trabajo incansable.
Es el ser de esta institución, es su naturaleza, esta condición es la herencia que modela el caminar, es la voz interna que viene de lontananza de los ancestros que ayudan a centrar la mirada en lo fundamental y abre la mente al universo.
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